Esta exposición con alrededor de 340 objetos entre litografías, óleos, piezas arqueológicas, armas, ejemplares disecados, mapas, piezas de plumaria, libros y reproducciones —pertenecientes a los acervos del Museo Nacional de Historia, Museo del Templo Mayor, Museo de las Culturas de Oaxaca, Museo Nacional de Arte, Museo de las Aves de México, Museo de Historia Natural, Museo Nacional de Antropología, Fototeca Nacional, Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, Museo Soumaya, Colección Mercurio López, Dirección de Salvamento Arqueológico, Instituto de Biología de la UNAM y Museo Nacional del Virreinato, entre otros— gira en torno a una de las piezas más importantes del acervo del Museo Nacional de Historia y de su historia: un Chimalli o escudo prehispánico confeccionado en plumas de una gran variedad de aves y piel de felino.
Fue elaborado en los talleres especializados del imperio de Moctezuma II y enviado por Hernán Cortés a Carlos V antes de 1524. Poco más de tres siglos después, en 1865, Maximiliano de Habsburgo gestionó su regreso a México para que formara parte de las colecciones del Museo Imperial (luego Museo Nacional); en 1866 el escudo llegó a México proveniente de Austria. Desde 1944, este chimalli con plumas y piel de felino es un tesoro del Castillo de Chapultepec. Cabe señalar que dicho escudo prehispánico es el único en su tipo que se conserva en nuestro país y uno de los cuatro existentes conocidos en el mundo.
Desde hace varios años el chimalli se ha estudiado de manera interdisciplinaria por arqueólogos, artesanos, biólogos, físicos, historiadores, químicos y restauradores. Es así como se han desentrañado sus secretos; se han descubierto los materiales y las especies animales involucradas en su manufactura, las técnicas de realización, las cadenas de producción y tributación implicadas, así como los usos y significados de estos artefactos. Aspectos que se verán reflejados en esta exhibición, la primera que se hace sobre un escudo prehispánico en un contexto particular.